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martes, 30 de noviembre de 2010

Pedro de Paz cada día da más guerra: su última conquista, el Premio Luis Berenguer



Porque soy ateo, que si no, pensaría que Dios me ha dado una pequeña colleja celestial por no escribir la hagiografía negra que había prometido. De ser así, a buen seguro que a estas horas Pedro debe andar camino de Lourdes, descalzo y con la cruz a cuestas, para que la próxima vez me dé una buena somanta de palos y le otorguen el Pulitzer o el Príncipe de Asturias. Y lo más preocupante es que me alegro mucho, de modo que, o bien lo aprecio  demasiado, o soy un masoquista de lo peor y debería hacérmelo mirar.
Pues sí, sogamigos, nuestro querido autor invitado, aunque suele presentarse como señor De Paz, sigue al pie del cañón, y dando guerra. No contento con escapar, a pelo, sin tatuajes ni mariconadas, de la cárcel de Cuenca, a la cuál afirma (como si alguien se lo creyera, con las pintas de malaje que se gasta) a tener un encuentro con los miembros del club de novela negra de dicho centro (vamos, hombre, ¡a qué clase de perturbado se le ocurriría hacer un club de novela negra en una prisión? ¡Todavía no sé como escribe tan bien con la poca imaginación que tiene este fulano ¡), y con la esperadísima reedición de su ópera prima, “El hombre que mató a Durruti”, ahora va, y se calza el premio Luis Berenguer, y  de paso, como el que no quiere la cosa, unos cuatro kilos de las antiguas pesetas.
Eso sí, he de desmentir públicamente, muy a pesar mío, los numerosos rumores que circulaban por la red asegurando que el galardón se lo había llevado por participar en nuestra micronovela, pues  he de reconocer “que aquí semos probes y no tenemos ni pa´ pipas”, pues, en realidad, se lo han concedido por su cuarta y genial obra, “La senda Trazada”.
Un thriller  que , como he tenido el privilegio de paladear en primicia primiciosa, me encuentro en disposición de adelantaros  que, si bien, desde luego cuenta con el endiablado ritmo marca de la casa, y con ingredientes más que suficientes como para catalogarlo, como el propio Pedro gusta de hacer, dentro del “género urbano” que cultiva, se aleja un tanto del registro netamente criminal al que nos tiene acostumbrados, flirteando, merced a la oscuridad de la que hacen gala sus personajes, situaciones y ambientes, con el terror psicológico y angustioso de autores tan consagrados como John Kazenbach e incluso el maestro King.
Una vez llegados a este punto, Pedro, como en el fondo soy un sentimental, una persona dialogante, y un demócrata de los que ya no quedan, te doy dos opciones: Invitarte a algo por las buenas, en plan amigo generoso, o llenarme la boca de billetes de quinientos para que no dé el soplo a las fuerzas del orden, que sé de buena tinta que todavía andan tras tus pasos.
 Espero tu veredicto en los comentarios….o me encargaré personalmente de que los únicos bis a bis que tengas sean con un hercúleo y libidinoso travelo llamado Manolo Comía.
 Tú verás.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Se ha escrito un (micro) crimen (IV):

Cuarta entrega ya de nuestra particular micronovela 2.0, y , al fin, parece que Mila empieza a despabilar  un poco, y mostrar algo más de interés por el papelón que se encontró, y algo menos  por el p@stelón que se había buscado.
Y como, pese a no estar muy ducha en las artes amatorias, de tonta no tiene un pelo, se ha percatado de que, o se pone manos a la obra, o tal vez alguien la cargue con el muerto, de modo que, según nos cuenta Luis Ángel Clemente en este genial capítulo, decide.bueno, ya veréis lo que decide.


Sólo llevaba media hora y no cociéndosele el pan, Mila no quiso perder más tiempo extrayendo espinillas de la espalda sebosa del cibernético. Sin embargo no quería romper esa relación  “(no sea que este chalao de los botones me tenga que sacar del aprieto): “Me duele la barriga y olvidé en casa el neubrofeno. Mañana nos vemos, cariño. “
Apenas puso los pies en la calle, contactó con Tomé. Tomé, como se le conocía en el taller de lectura, era, en realidad,  Bartolomé Zarco Fernández en la pila bautismal. Actualmente preparaba las oposiciones para “madero”, no por perpetuarse embutido en un uniforme caki, sino con la única idea de llegar a sub. Inspector.
Tomé al ver el nombre en la pantalla quedó sorprendido, pues llevaba más de un año en el que sólo eran teleoperadores quienes se acordaban del número de su móvil. De ahí que, tras reconocer la voz  de Mila, atajara rápidamente: “En cinco minutos espérame allí”. Y no pasaban de las diez de la noche, cuando ambos ayudados por una linterna se adentraban hacia los servicios de la biblioteca con las pupilas como platos. “Aquí, en el retrete,  ni rastro”, soltó el opositor al franquear la puerta.


¿Qué habrá sido del cadáver de sexo femenino?

¿Sabremos algún día quién demonios era, o permanecerá eternamente en el anonimato?
¿Lo habrá mandado al otro barrio el ciberligue de Mila, tras un certero espinillazo entre ceja y ceja?
¿Podrá Tomé sacarse la plaza de madero con la que está cayendo?
¿Habrá temita entre la becaria y el aspirante a subinspector?
¿Por qué dan tanto por culo las teleoperadoras a la hora de la siesta?
¿Seguirá chorreando sangre el busto de Cervantes, o es que acaso el asesino ha sido la mujer de la limpieza?
Esto, aquello o lo de más allá, cualquier cosa que os podáis imaginar, lo sabremos el próximo domingo, aunque, hasta entonces, vuestras sugerencias y comentarios, a ser posible firmados, serán más que bienvenidos.
Continuará…..

sábado, 27 de noviembre de 2010

Veintitantos negritos, y una bailarina de lo más solicitada:


Eran  las 6, la hora de la presentación, y me temía lo peor, que, como en la novela de Agatha Christie que después comentamos, al final, no quedara ninguno, salvo José Ra, mi familia y el que teclea.
Cinco minutos después, empiezan a llegar los primeros incondicionales, con la ya legendaria Cris Marple a la cabeza, mi buen amigo Miguel Romero (que por cierto estuvo soberbio), Guillermo (que ejerció de Cameraman)…y así, poco a poco, el “Volado” fue llenándose de negritos…y el acto fue sobre ruedas.
José Ra estuvo grandioso. Simpático, ocurrente, emotivo, en definitiva, inspirado. Si se descuida tiene que dedicar hasta las novelas de la Reina del Crimen. Se quedó a cero, lo vendió todo, y aún quedaron tres o cuatro con ganas de más, de modo que, amén de a regresar para la feria del libro de Castilla la Mancha, se ha comprometido a mandarme los ejemplares que faltaban. Esta bailarina…está la mar de solicitada, ¡ni que se dedicara a hacer piruetas en una barra americana!
Y la tertulia que siguió…fue absolutamente antológica. Pusimos a la tía Agatha a caer de un burro, le sacamos más faltas que un tribunal de la Santa Inquisición, y, de paso, nos echamos unas cuantas  risas a costa de sus estereotipados personajes ¡no se le puede pedir más a una novelita de doscientas páginas diminutas!

 En resumen, fue una prueba fehaciente de que esto marcha, de que la gente responde, y el club de novela negra ha resultado todo un éxito de crítica (total, como la hago yo) y público.
Me pregunto cómo reaccionarán, cuando sean invitados por el club a pasar un idílico fin de semana en una lujosa mansión victoriana sita en una isla cerca de Devon. Y cuantos quedarán para la próxima…

jueves, 25 de noviembre de 2010

Cuervos en la “ciudad del crimen”: Presentación de Réquiem por la bailarina de una caja de música





José Ramón Gómez Cabezas (Ciudad Real, 1973), presidente de la prestigiosa Asociación de Amigos de la Literatura Policial Novelpol, y compadre de fechorías gangstereriles, acaba de dar, con éxito, un triple salto mortal, desde la crítica hacia la creación literaria, de la mano de la pequeña editorial toledana Ledoria.
Estamos hablando de “Réquiem por la bailarina de una caja de música”, una subyugante novela de título ciertamente hipnótico, de las que se devoran ansiosamente de tres bocados, y que destila nostalgia disfrazada de costumbrismo, sirviéndose de la intriga para retratar fielmente la hermética sociedad  de una pequeña ciudad de provincias, la Ciudad Real de los “felices años 20”, con sus usos, personajes y costumbres, sus injustas condenas populares, diferencias de clase  , señoritos, paletos, y muertos de hambre.
Y aprovechamos que José Ra ha tenido la amabilidad de desplazarse hasta “Las Casas Ahorcadas”, y la tremenda desfachatez de encomendar al que suscribe que se encargue de la presentación (esperamos que no sea el último), para inaugurar esta sección que hemos dado en llamar “cuervos en la ciudad del crimen”, en la que iremos dejando constancia de los encuentros literarios y presentaciones editoriales  que vayamos realizando dentro del Club.
A propósito, Joe (J. E. Álamo), no trates de esconderte. No intentes  abandonar el país. De nada te valdrá. Me he quedado con tu jeta y… ¡vas a ser el siguiente!
Así pues, sogamigos, José Ra , su bailarina y yo estaremos encantados de veros mañana a las 18 horas, en la biblioteca Fermín Caballero de nuestra localidad, para darnos un garbeo por la Mancha manchega de principios del Siglo XX.
¡No podéis faltar!


domingo, 21 de noviembre de 2010

Se ha escrito un (micro) crimen (III)

Muy a pesar nuestro, el hecho de que no lograse colgarle el muerto a nadie, literal y figuradamente hablando, nos hemos visto forzados a dejaros sin entrega de la micronovela …hasta hoy. Eso sí, os prometo sogamigos, que la espera ha merecido la pena.
Esta tercera entrega corre a cargo de mi querido amigo Pedro de Paz.
¿Qué quién es, osáis preguntar bellacos? Para saberlo tendréis que esperar a mañana…o mirarlo en la Wikipedia en un segundo.
Mas, aquí y ahora, os dejo con su alucinante aportación al proyecto. Mil gracias, amigo, de verdad.


Durante su encuentro con «Hawk69», un friki adolescente aspirante informático con espinillas hasta en el carné de identidad —hay que joderse con los cibercontactos—, Mila se mantuvo ausente. Al margen de que las majaderías que contaba el susodicho apenas despertaban su interés, no podía sacarse de la cabeza lo ocurrido en la biblioteca. Cierto era que le había dejado el marrón al del turno de mañana, pero sabía por el CSI de la tele que una de las primeras cosas que se averiguan de un cadáver es la hora de su defenestración. Todo el mundo sabría que el incidente ocurrió durante su turno. Y desde un punto de vista objetivo, resultaba harto sospechoso que hubiese abandonado el lugar sin informar del hecho, máxime cuando una de las más estrictas obligaciones de su cargo de becaria consistía en reponer los rollos de papel higiénico de los baños donde debería haberse encontrado con el percal. Había actuado de una forma imprudente. Quizá debería pedir ayuda para resolver el enigma y alejar las culpas de ella. ¿Y quién mejor para ayudarla que aquellos imbéciles del Club de Lectura, acostumbrados a lidiar con muertos, asesinatos y demás zarandajas? Sí, quizá lo mejor sería...

sábado, 13 de noviembre de 2010

Noirticias de última hora: Monsieur Salem se alza con el premio París Noir a la mejor novela negra




Sí, sogamigos, el padrino (forzoso) de nuestro club de lectura, el culpable de que, tras una comida durante el pasado Getafe Negro, fuésemos bautizados como “Las Casas Ahorcadas”, acaba de dar el campanazo allende los Pirineos, en la verdadera cuna del género negro, tras hacerse con el prestigioso premio París Noir por su genial “Matar y guardar la ropa”, que ya resultó merecedora hace un año del que otorga la Asociación de Amigos de la Literatura Policial Novelpol.
Estamos, no cabe duda, ante una prueba irrefutable de que, pese a lo que solía decir Astérix de los romanos, son los galos los que realmente han perdido la cordura.
Bromas aparte, la obra, mi favorita de las tres que mi maestro (literal y figuradamente) ha escrito dentro del género, es tan deliciosamente surrealista y delirante como las demás, pero, a mi juicio, destaca (y no es moco de pavo, pues Carlos se cuenta entre mi Top Four, entre mis “Cuatro Fantásticos”) por ser la más canónica, la más policiaca de todas.
Y es que, al menos al que suscribe estas líneas, se me antoja impagable, refrescante, original hasta decir basta, que la trama gire entorno a qué ocurriría si un eficaz asesino a sueldo de nombre (Juanito Pérez Pérez) y vida anodinos (divorciado , frecuente  motivo de mofa y escarnio por parte de unos hijos a los que ve de uvas a peras, y en plena crisis de los cuarenta), se decide al fin por colgar la toalla, por  dejar la “Empresa” para la que trabaja, y marchar con sus vástagos a un camping nudista sito en Murcia.
 Un camping en el que, como mandan los cánones, nadie es lo que parece, y todo el mundo tiene algo que ocultar, donde le estarán esperando su pasado y su presente, para saldar cuentas, haciendo que una a priori apacible estancia en levante vaya a ser de todo menos aburrida, y menos aún para el lector que, entusiasmado, devorará con ansia sus más de doscientas páginas de una sola sentada.
Porque, ¡de verdad creíais que se puede dejar la “Empresa”, como el que un buen día decide renunciar a su puesto en un McDonald’s, así de buenas a primeras, sin que hacerlo tenga consecuencias?
Una lectura más que recomendable imprescindible, para entender porqué Carlos Salem está considerado como el revulsivo que el género negro patrio venía pidiendo a voces desde hace tiempo, y porqué el gran Fernando Marías afirmó que sus obras eran un género en sí mismas.
Pronto, muy pronto, sogamigos, la leeremos en este vuestro club, y además podremos comentarla de primera mano con el recién galardonado.
Enhorabuena, maestro. Ya queda menos  para el Nobel.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Cantar del Mío Blog (I):

Vale, esto no es Santa Gadea de Burgos, ni tampoco yo Rodrigo Díaz de Vivar, pero la primera vez que eché un vistazo a la lista de seguidores y ví tan excelsos nombres, prometo que pensé: ¡Qué buenos vasallos si tuvieran buen señor! Claro está que  decir vasallos es mucho decir, pero al menos yo, por esta vez,  me entiendo y sé lo que me digo.
Así pues, en entradas sucesivas,  me propongo a hacer una somera presentación de sus obras (pues no me consta que hayan obrado milagro alguno, y de su vida privada sé más bien poco) para que, los más despistados, corran prestos hacia la librería más próxima a fin de hacerse con alguna de sus novelas.
Empiezo, porque fue el primero en responder a mi desesperado e-mail de socorro en pos de apoyo mediático, y porque para eso es mi padrino negro (qué coño), por Juan Ramón Biedma. Sevillano de nacimiento y semanero fervoroso donde los haya, mas no de la Virgen del Rocío sino de la cien veces más ilustre y selecta Hermandad de la Semana Negra de Gijón, hasta el momento  ha publicado cinco novelas, que el gusta calificar como “thriller gótico” pero que, son realmente inclasificables. Made in Biedma. No en vano, Don Juan Ramón es famoso en el mundillo literario por ser el escritor que más personajes ha matado, degollado y mutilado, con una especial e indudablemente enfermiza predilección por curas, monjas y monaguillos, dicen  que hizo un pacto con el diablo, escribir como los ángeles, a cambio de hacerlo sobre demonios. Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero  haber ganado el Hammet a la mejor novela negra escrita en español en el 2008 y tener legiones de fans quizá haga que te lo pienses dos veces antes de no comprar  su última novela, la imprescindible “El humo en la botella”. Yo que tú, iría mañana mismo,  no sea que vaya con quejas a su jefe.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Se ha escrito un (micro) crimen (II)

Tras una semana de lo más ajetreada, que me ha impedido actualizar este vuestro blog, estamos finalmente de vuelta, para cumplir puntualmente con nuestra ineludible cita dominical con el crimen literario…para saber qué fue de Mila, y que hará con el “exquisito cadáver” que se encontró en la biblioteca donde trabaja como becaria.
La duda os la resuelve  (San) Raúl Navarro Olivas, y como prometí, la  entrega  es mejor que su predecesora.
Os dejo con ella:


El cadáver, de sexo femenino, fue encontrado por Mila en el ladies’ room (como a ella le gustaba llamarlo). Su cuerpo yacía boca arriba junto a un busto de Cervantes de cuya nariz se desprendían gotas de sangre que caían sobre la gran mancha roja que nacía de la cabeza de la muerta.  Una mancha que ya había rodeado por completo una copia de la tercera parte de la trilogía Millenium y que ahora se dirigía hacia el marca páginas con la novela “Fin” de Monteagudo que la mujer sostenía sobre su mano derecha.
Mila observaba todos aquellos detalles con estupor. Sin embargo, recordando la máxima de su adorada Amelie Nothomb («Si un invitado muere repentinamente en tu casa, sobre todo no avise a la policía. Usted será el primer sospechoso»), abandonó el baño, recogió su bolso del mostrador de préstamos, se puso su abrigo, apagó las luces de la biblioteca y cerrando las puertas de entrada tras de sí pensó que mejor sería que fuera otro, mañana, quién tuviera que dar explicaciones. Al fin y al cabo había quedado con aquel chico que conoció por Internet y no pensaba faltar a su cita por nada del mundo.
¿Quién es la muerta?
¿Cuál, el nombre del ciberligue de Mila?
¿Quién se comerá el suculento marrón de hacerse cargo de la investigación del asesinato?
¿Qué demonios tienen los bustos, que  despiertan el instinto psicópata de la gente?
¿Por qué no han condenado a David Monteagudo por  fraude?
Todo esto, y mucho más, lo sabremos (o no) en el próximo episodio de nuestro peculiar microserial  Noir 2.0.
 Por cierto, sería de lo más interesante, querido lector, que, si te apetece y tienes un segundín, comentes qué crees que pasará o te gustaría que ocurriese, a fin de dar ideas a los autores de las entregas que vendrán, y hacer que esta pequeña experiencia literaria  2.0 sea verdaderamente interactiva.