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domingo, 27 de febrero de 2011

Se ha escrito un (micro) crimen (2x04):


Leila  iba de regreso a su casa en un estado de gran confusión mental. Todo eran preguntas y suposiciones. Lo primero que haría nada más entrar en su apartamento sería buscar la “estatuilla” que le entregó la desafortunada Mila, que Dios tenga en su gloria eterna.
La estatuilla, de medio metro de altura, estaba  hecha de una madera muy especial, procedente de la raíz de un antiquísimo árbol sagrado, la Aurera (Lithraea brasiliensis) a la que se atribuían propiedades mágicas y espirituales. Tenía una cabeza desproporcionada con el resto  del cuerpo. Una cabeza grande y sencilla, con rasgos negroides y dos orejas, una de ellas rota. El cuerpo, muy sencillo, con un tronco corto y tanto los  miembros superiores como los inferiores muy pequeños y, a modo de falda, un faklin, que también era usado en  el antiguo Egipto.
Leila pasó de largo del portal de su casa, situada en la ante-plaza. Una fuerte sensación de peligro la embotaba los sentidos, junto con  la seguridad irracional de que la seguían. No en vano, de ser un fetiche original, tendría un enorme valor para los coleccionistas en arte exótico.
Continuó por la calle de San Pedro, cada vez más nerviosa, la matanza en  la biblioteca, la extraña estatuilla, ese sentimiento de peligro. …
Entró en el Bar “Panorámico”, y se pidió una bebida para entrar en calor  y, sobre todo, darse valor así misma.
  -Un copazo de Licor 43, por favor-No hay nada como éste Licor para ver las cosas mucho más claras.--.

Y  comenzó a recordar las palabras del profesor:
-Recuerda, Leila. La Arqueología tiene mucho de investigación policial. Seguramente, Sherlock Holmes hubiera sido un estupendo arqueólogo, y es muy posible que Flinders Petrie, el gran investigador de las pirámides, hubiese resultado un excelente detective. En ambos casos se deben hallar pistas, indicios inadvertidos por otros y aplicar el método deductivo. El ¡Elemental, querido Watson!  Es muy válido en arqueología.

Continuará…


Son palabras de Pilar Díaz, que se reconoce fan de Tintín y Tristante. Eso sí que es un cóctel explosivo, y no el Molotov.
Y yo me planteo:
¿Por donde andará el asesino a estas alturas?
¿A la barra de  qué oscuro tugurio estará acodado Mauricio?
¿Por qué Cris Marple me ha cambiado el apellido por el de Casas?
¿Se apellidará así el butanero de mi barrio?
Tantos interrogantes, tan pocas respuestas, que me temo que esto acabe dejando en mantillas a Lost…y Mila resucite en una misteriosa isla paradisíaca.
Pong (Sonido de final de capítulo inquietante ).

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A este paso me parece que no vamos a conocer nada del asesino.Incluso se nos va olvidar que hay uno....

HadaTraviesa dijo...

Hombre asesino tiene que haber porque van muchos muertos ya. En algun sitio tiene que estar, aunque lo cierto es que se esta poniendo la cosa un rato peliaguda. A mi me esta dando bastante miedo la estatuilla.

Cristina dijo...

Y yo que creía que la estatuilla era más o menos del tamaño de mi mano!. Y como no sabía si existia la lithraea brasiliensis lo he buscado y sí existe pero el nombre es aruera. Ya ves PILAR que me has hecho investigar