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domingo, 29 de abril de 2012

Encuentro con Willy Uribe



El próximo viernes 4 de mayo, a las 18 horas, en la sala 1 de la biblioteca Fermín Caballero, “Las Casas Ahorcadas” se complacen en dar la bienvenida a Willy Uribe, finalista del Premio Tusquets 2010,  para presentar “Sé que mi padre decía” (click aquí para leer reseña), Memorial Silverio Cañada  a la mejor primera novela de la Semana Negra, y comentar su magistral “Revancha”.
Faltar sí que sería un crimen.



jueves, 26 de abril de 2012

And the winners are….



Hora de conocer a los ganadores de nuestro certamen.

Señoras y señores, negritos todos,  ahí van, en riguroso orden alfabético, los tres micros premiados en nuestro I concurso de micro fan fiction, galardonados con sendos lotes de Julio Cabria.

Enhorabuena a todos, y pronto, también el resto, que no me cansaré de repetir que muy bien podrían haber sido los afortunados.



LAS CUCARACHAS

Marta Buendía


            Cuando uno recibe una mala noticia y además inesperada todo a su alrededor queda mudo, y sólo se percibe un pitido agudo que produce una extraña paz, parecida a sumergirse en una piscina y  tocar el fondo.

            Así se sintió el Vitriolo cuando el Botines le comunicó  la muerte de Nadia. “Tanto tiempo preparándola para ser una buena soplona y ahora se la cargan, joder”. Eso le dijo en el entierro. Nadie llevó flores. Nadie lloró.

            Nadia y el Vitriolo se habían conocido hacía un año, el Vitriolo era un profesional, un traficante de palabras, las palabras son poderosas, como oro invisible, siempre había trabajado solo, libre, con sus camisas de colores, su coleta lacia y su cojera. Pero el Botines le contrató. Al principio no daba crédito a su encargo, enseñar la profesión a una mujer, era una locura.  Lo que hacía el Vitriolo era un arte, pero la suculenta suma y las razones ofrecidas le convencieron, en un mundo de hombres nadie sospecha que una mujer  pueda ser tan importante como para causar problemas.

            Y así comenzó su extraña relación de profesor-alumna, Nadia aprendía rápido, era dulce y discreta. El Vitriolo disfrutó enseñando.

- Entonces ¿somos traidores? -le preguntaba.

- Sí, uno debe saber lo que es.

- Pero a veces traicionamos a los malos…  eso nos convierte en…Vitriolo…somos ¿buenos o malos?

            Y  el Vitriolo no supo que contestar.

            Ahora frente a su tumba sin flores ni lágrimas, el enterrador intentaba matar a unas cucarachas que caminaban por el mármol.

-No son buenas, ni malas, pero a la gente no le gustan- dijo el hombre al Vitriolo.

- No las mate,… son supervivientes. –contestó el Vitriolo y allí se quedó un buen rato, frente a la tumba de Nadia, sin flores ni lágrimas.

  

LA DAGA DE PANDORA

Por Amparo Prados.



Cuando un ruido a su espalda le anunció que la habitación tenía otra entrada, se quedó esperando. En las películas ahora aparecería la imponente Nadia, y sin mediar palabra caería rendida en sus brazos, todo el mundo sabe que las treintañeras de buen ver aspiran a proporcionar un momento de placer al primer detective madurito que se cruza en su camino.

Quedó esperando sentir su aliento, allí estaba, le susurraba algo al oído, Cabria no entendía, era un sonido dulce, cadencioso, se dio cuenta que le hablaba en italiano. Se giró y encontró esos ojos cual agujeros negros, por los que no le importaría colarse y quedar atrapado para siempre.

-Has encontrado a Pandora. Por fin. ¿Quién más me está buscando?

-Sabes que no puedo decírtelo, pero podemos jugar a averiguarlo. ¿Hace un strip-poker?

Nadia sonrió. Justo es lo que estaba ella pensando, jugar al strip-poker con semejante perdedor. Pero quería saber quién andaba tras su pista, no podía permitirse que alguien la encontrara, que descubriera su identidad. La vida le había ofrecido pocas oportunidades, por eso tuvo que aprovecharlas, y nada mejor que dejar que piensen que eres un elemento decorativo, una “madonna” entre cuyas cualidades no se encuentra la inteligencia. Había puesto a su hermano a salvo, siempre cuidando de él, todo por él. Ahora tenía que salvarse a sí misma.

Cabria la miró. Ella le dijo –vamos, pregunta-. El hizo su apuesta, -¿acaso no eres tú esa Pandora a la que buscan?

Ella rió. Vaya, se había descubierto su tapadera.

-Efectivamente, Julio. Has acertado, yo soy Pandora, ya me has encontrado. Es justo pagar la prenda ¿no?

Deslizó sus dedos largos y blancos por el escote, sacó la daga de entre los pechos, y la clavó en el corazón de Julio. Es el precio por encontrar a Pandora.




CARTAS ERUDITAS Y CURIOSAS

Por Antonio Santos.


El olor empalagoso del Croquipán se colaba como un ladrón por la ventana en aquella tórrida noche veraniega en la calle Antonia Callas de Puente de Vallecas.  Anaximandro tenía razón, porque en una mesa camilla cubierta por un tapete verde se resume todo el mundo y nuestra existencia.

 Era la primera mano, es siempre la más importante, porque define el resto del juego, junto a la última, porque después de ella ya no hay nada.   En la mesa, para jugar a las siete y media sin banca, un juego tan sencillo que cualquiera puede perder: Carlos Escobar, el anfitrión, un paisa de Medellín que presumía de dar plomo en su país pero que aquí se dedicaba al reparto de paquetería y al menudeo, Arturo Lamela, un profesor jubilado de la USC, Julio Cabria, un rompecamisas a jornal, Alicia , simplemente Alicia o Cariño, una anoréxica de tetas recolocadas que no sé a quién de los otros tres se la había chupado para estar ahí, y yo, un estudiante que vivía de sus padres y trabajaba en el Burguer King de esa misma calle para pagarse algunas partidas como la de esa noche. 
 

Cerraba juego.  Todos antes de mí pidieron carta excepto Julio Cabría, parecía que tenía un siete y era un jugador conservador, así que yo, con un siete en el tapete pedí carta: un tres.  Las apuestas subieron, sobre la mesa, además de dinero contante y sonante, había joyas y móviles.  Cabria jugaba fiado por Escobar desde hacía ya dos apuestas bajo la consigna: las deudas de juego son deudas de honor.  Levantamos cartas.  Todos nos habíamos pasado, faltaba Cabría: un dos.  Entonces Lamela sacó un libro de su maletín y se lo dio a Cabria.


-         Lee la undécima cuando tengas tiempo.



lunes, 23 de abril de 2012

Mil hurras por Óscar




La presión era mucha para Óscar Urra, tras  el increíble  show de Márquez (tiene gancho, el nombrecito), y aunque las gruppies del club (con la Pastel Máster y Solano a la cabeza) coreaban por sus cueros (¡que se lo quite, que se lo quite!), Urra, caballero hasta el bombín (y sin duda temeroso de comparaciones, aún más odiosas de lo habitual, ejem ejem), prefirió dejarlo para la próxima (en que, en vez de Joe Cocker, tengamos la canción de Full Monty en directo) …y ni falta que le hizo el strip-tease para granjearse la amistad y admiración de los muchos presentes  en el acto.

Pero vayamos por partes, que diría Mister  Potato.



Óscar aterrizó en nuestra ínclita biblioteca a eso de las 5 cargado de abrazos e ingenio…, pero sin la más mínima idea de en qué consistía el acto (sí sí, ya sé que vendrá gente y tal… pero, ¿habrá gogós  como en la de Márquez?), así que, tras echarnos unas risas (yo) y unos chupitos (él) y darnos un garbeo por el nuevo Centro de Interés (próximamente en los mejores monitores), nos sentamos a esperar la llegada de los negritos.

Cuando la avanzadilla de la tribu, el pequeño gran Humphrey Fernández,  hizo acto de presencia, tras los saludos de rigor, pidió hacerse con un ejemplar…. ¡total, que antes de empezar, al más puro estilo maricón el último (ley de la jungla donde las haya), los negritos más rápidos saquearon los lotes de ejemplares…. ¡forzándonos a poner los premios del certamen a la venta!


Tras apaciguarlos mínimamente (tres disparos al aire, dos a las piernas,  y listo), dimos comienzo a la presentación propiamente dicha en que, pese a las muchas bajas entre nuestras filas, las del  recinto estaban a reventar y la gran química (heterosexual) entre el padre de Cabria y el de mis futuros hijos llenó de risas (y mala leche) la sala.



Después, llegó el turno del encuentro con  la tribu que, as usual, se salió (mención especial , también como siempre, al comentario de nuestra certera Juana de Arco) y, algunos cuartos de hora más tarde, de anunciar los esperados ganadores de nuestro reñidísimo I certamen de micro Fan Fiction (de los ocho participantes, todos recibieron algún voto del jurado) que  en unos días colgaremos (de hecho, subiremos todos, porque repito que cualquiera podría haberse alzado con el premio, de habernos hecho llegar las prevendas  que mandan los cánones de cualquier premio literario que se precie en este país).


Para terminar, como manda la tradición secular de las Ahorcadas, hicimos entrega a Óscar de su primera botella de Resoli, que visto lo visto y oído lo oído, no será la última.

Ahora bien, ¿será la próxima el Tormo Negro?

Vosotros leéis, vosotros decidís.

martes, 10 de abril de 2012

And he did it…his way

Cuando el Figura Márquez llegó volando sobre raíles desde la capital, con la lengua recién afilada y la guitarra al hombro, todo abrazos y gracejo andaluz, sabía que la tarde prometía… pero no que también lo haría la noche, y la madrugada, y de qué manera.
Después de recalar un momento en mi casa, donde pasaría la noche en una habitación a juego con su picardías (que sobra decir que era la de mi hermana), pusimos rumbo a la biblioteca, donde tras afinar instrumentos y cuerdas vocales, dimos comienzo al show.


Como calentamiento, la presentación. Con preguntas tan venenosas como ¿es cierto que el manuscrito original de la novela se llamaba “Letal como un polvo de Márquez Sánchez”? y réplicas tan ingeniosas como que fue por sugerencia del legendario Medio Metro (con semejante mote, como no ligue….me cuelgo con mi propio miembro), tras una noche de amor y vaselina.
Entonces, fue el turno de la tribu, que, capitaneada esta vez por Amelia, se lanzó durante más de hora y media a destripar la obra con más maña que el bueno de Jack las prostitutas de White Chapel.


Y así, hablando y hablando, escuchando a Javi Bennett, maestro absoluto del Black Stories, disertar sobre lo humano y lo divino, realidad y ficción, cine y literatura, llegó el guarda para pedirnos amablemente que nos fuéramos a tomar por saco y cerrar el chiringuito.


¡Tres horas de encuentro, y porque nos echaron, que si no…todavía estábamos!,
Tras abandonar el edificio por la salida de emergencia (supongo que alguien había visto aún más películas que Javi) levamos anclas hacia nuestro bareto de confianza para el colofón del acto….¡un concierto privado con Marq Sinatra!
Y bueno….de lo que sucedió después, mejor no hablar, que lo que ocurre en Las Ahorcadas, se queda en Las Ahorcadas.


Eso sí, a menos que Urra y Uribe hagan un curso acelerado de striptease por correspondencia…
Márquez seguirá siendo el rey.