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domingo, 25 de noviembre de 2012

La marca del meridiano, Crónica sentimental en verde oliva.




1, 2, 3, responda otra vez: cosas típicas de España, por ejemplo, la tortilla de patatas.
-La tortilla de patatas, los picoletos, los cuern…digo los toros, el gitan…. Esto, el flamenco, la guardia civil
 ÑIIIAAAAAU (o como demonios suene una bocina).
Fallaste, so gil, repetiste el perejil.
Y es que, ¿acaso hay algo más “typical spanish” que un caimán?
Como mucho, un caimán haciendo guardia frente al toro de Osborne, mientras devora una tortilla con Camarón de acompañamiento.
Por eso, no es de extrañar  que las novelas protagonizadas por el brigada Bevilacqua y la sargento Chamorro sean la serie con más fundamento  (¿de verdad hace falta que explique el chiste?) del panoirama patrio actual.

Porque, como todo el mundo sabe, “La marca del meridiano”, última andanza de la benemérita pareja de sabuesos parida por Lorenzo Silva, es la flamante ganadora del último Premio Planeta.
Una obra que   vuelve a teñir de negro el centro del universo editorial, como ya hicieran en 1979 “Los mares del sur”, del archiconocido Vázquez Montalbán, y en 1984 “Crónica sentimental en rojo”, del más clásico, pero menos popular, Francisco González Ledesma.

Lo que a buen seguro muchos ignoran, es que fue el galardón que las Casas Ahorcadas concedieron a “La niebla y la doncella”, democráticamente elegida por nuestra tribu de negritos mejor novela criminal leída durante el curso 2010-2011, el sin igual “Tormo Negro”, quien levantó la moral de Lorenzo en sus momentos de bolchevique flaqueza, nuestra humilde y ahorcada botella de Resoli quien inspiró las páginas que le han permitido embolsarse la friolera de 600.000 eurapios.


Octubre de 2011. Las redes sociales están que arden, porque Los sirios  han prendido a Gadafi y ETA ha declarado el alto el fuego, cuando un cadáver aparece colgado de un puente en medio de ninguna parte.
Nada especial, si el interfecto no fuera un subteniente retirado, el antiguo mentor de Bevilacqua, y todo apunte a que se trata de un ajuste de cuentas.
Una entrega que devuelve el tono irónico a la serie, tras el cáustico paréntesis de “La estrategia del agua” (2009), reuniendo temas, tramas y hasta personajes ya conocidos, como la prostitución y la corrupción policial, un finado con doble vida o la ciudad condal, al tiempo que supone un necesario punto de inflexión, gracias al epílogo en que  el guardia desnuda su alma ante el lector, que al fin comprende la proverbial blandenguería del verderón, tan criticada por los aficionados.
Aficionados (por mí, por todos mis compañeros y por mí primero) entre los que yo mismo me incluía (que no es el hijo de mi madre aficionado a lanzamientos minerales y miradas hacia otro lado), ya que después de una década larga siguiendo la estela del tricornio de Vila, las muchas y nigérrimas lecturas a lo largo de estos años, me habían distanciado del principal culpable (cuán puta es la vida) de que me convirtiera al catecismo negro, por antojárseme  su estilo demasiado artificioso y políticamente correcto.
Y digo me incluía, porque la sexta me ha recuperado para la caballería verde oliva, reconvirtiéndome (por largo tiempo, espero) en fiel amante del  cuerpo.
Así que, si no saben que pedir a los reyes, aprovechen, que esta vez Lara ha dado en el clavo.
Ya tocaba.

martes, 20 de noviembre de 2012

El Negrito invisible



No, tribu, no es que me hayan abducido (al menos, no los OVNIS), sólo es que como ando más liado que la pata de un zarajo romano últimamente, no he tenido tiempo de pasarme por aquí.
Mas, aprovechando un respiro entre tesis, libros, reseñas, presentaciones y quebraderos de cabeza varios, os propongo un jueguecito de cara a la cena  del próximo 11 de Enero (más información coming soon), mi última frikada maestra:
El negrito invisible.
¿Que en qué consiste la movida? Leed atentamente, que luego decís que no se entiende.
Como a buen seguro Ampoirot, Cris Marple y algún que otro avispado negrito ya habréis supuesto, en un amigo invisible para detectives.
Porque a la postre, ¿cuál es la gracia de este tipo de chorradillas? ¿Los regalos? ¡Pero si la mayoría son una mierda! ¿Regalar algo a los amigos? ¡Pero si muchas veces te toca alguien a quien ni siquiera conoces! No, no. Al final, la verdadera gracia radica en adivinar quién ha regalado qué.

Los interesados en participar (que deberán asistir a la próxima sesión y a la del día 11), habrán de seguir los siguientes pasos:
1. Escribir su nombre en un papel durante la sesión del próximo viernes.
2. Sacar del saco el nombre de vuestra futura víctima.
3. Aprovechar las restantes discusiones y no menos sesudas cañas para hacer pesquisas sobre las preferencias  criminales del inocente (¡que no respondo del que regale 1280 almas a Guillermo!).
4. Una vez hayáis hecho vuestras indagaciones y sepáis de que pie cojea, le regaléis una novela del género (preferiblemente nueva, aunque se aceptan de segunda mano si están en buen estado, que la prima de riesgo manda).
5. Antes de envolverlo, dejad alguna pista  sutil (y subrayo sutil, a ver si vais aponer el típico acróstico chafardero, ¡que eso está muy visto!) sobre vuestra identidad.
6. Llegado el día del magno evento, con todo el disimulo que os sea posible, dejáis  vuestro paquete bomba en el rincón que destinaremos a tal fin.
7. Tras la entrega del Tormo Negro, se hará lo propio con los distintos crímenes.
8. Entonces, tomad papel y lápiz…… ¡y a husmear se ha dicho!
9. Concluida la comilona, se procederá a recoger las listas de sospechosos y, tras las acusaciones públicas pertinentes, los culpables irán  reconociendo sus fechorías.
10. Por último, el negrito más cuco del nido tendrá el honor… ¡de comer por cuenta del resto de la tribu!
¡No me diréis que no mola la idea!
¡Ya estáis tardando en apuntaros!