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viernes, 2 de mayo de 2014

CRÓNICA SENTIMENTAL EN BLANCO


Hace poco más de un año, cuando Víctor del Árbol visitó las Casas Ahorcadas por primera vez, me preguntó: ¿tú por qué te complicas la vida organizando eventos culturales si no ganas un céntimo?



Y la pregunta no ha dejado de martillear en mis oídos durante las largas y duras semanas que precedieron a nuestro II Encuentro de Novela Criminal,  tras comprobar como después de seis meses preparando actividades y tratando de tender puentes entre el Ayuntamiento y la Diputación, el toro volvió a pillarnos y se llevó por delante la feria del libro .



En esas me encontraba yo, más quemado que la antorcha humana, y para más INRI pasando por un mal momento personal, cuando llegó el 25 de Abril, y la respuesta al interrogante.



Porque tener la oportunidad de presentar y compartir mesa y sobremesa con alguien a quien admiras tanto como Lorenzo Silva; de dar a conocer allende las fronteras conquenses la voz de Mauricio Romero y el ingenio de Antonio Santos; de ser testigo de que la corrupción policial puede dar mucho que hablar cuando Víctor del Árbol lleva la batuta y el micrófono; de viajar por el mundo sin dejar de escuchar el vozarrón de Jon Arretxe; de traer a la península canarios tan negros y entrañables como Alexis Ravelo; de desentrañar parte del misterio de los Urquijo gracias a la pluma de Mariano y la cámara de Fernando; de revivir a Marilyn Monroe con un blues afilado por el hermano Márquez; de descubrir que en el norte también se escriben grandes novelas del Oeste como la última de Abasolo; de reír por no llorar con las soflamas del enorme Fernando Cámara; de atisbar el talento del pequeño gran Claudio Cerdán; de conmoverse con las palabras de Víctor del Árbol y las canciones de Márquez y de engancharse a las páginas de Paco Gómez Escribano, no se paga con dinero.





Y reencontrarse con autores de tal calidad literaria y humana, ver como el salón provincial se abarrota de lectores ávidos y felices, abrazar a amigos de letras de Getafe, León y Madrid y comprobar una vez más que las Casas Ahorcadas son mucho más que un club de lectura no tiene precio.


Pero por desgracia, eso es algo que muy poca gente es capaz de entender en este país de Lazarillos tan falto de Quijotes llamado España.
Por eso, agradecer de todo corazón a mi tribu, y muy especialmente a Marta Segarra y África Cotillas el que lo hayan hecho posible, y rogarles que vuelvan a hacer lo imposible porque no haya dos sin tres.

Porque la familia de las Casas Ahorcadas lo merece.

Y Cuenca lo necesita.






¡Larga vida a las Casas Ahorcadas, y nos vemos en 2015!



5 comentarios:

Anónimo dijo...

risas,lagrimas,sentimientos a flor d piel;conocer magnificas personas.....
!!!!fantastico encuentro!!!

Anónimo dijo...

No se puede expresar con palabras las emociones sentidas en estos 3 dias , solo puedo decir, que aúnque solo sea por los momentos que hemos pasado y la gente tan maravillosa que se a reunido en estos encuentros, tanto autores como lectores, merece la pena pertenecer "Al club de las casas ahorcadas" y el esfuerzo por conseguirlo de Sergio , junto con el apoyo de Marta y Africa.Anímo para que esto se repita durante muchos años, pués vuestro esfuerzo ha merecido la pena.

Anónimo dijo...

Ha sido tan entrañable y tan enriquecedor , que en mí tenéis una fan incondicional y que el año próximo allí estaré y haré que mucha más gente se una a este evento y se preocupe por conocer tus inquietudes , que, a la larga nos benefician a todos . Gracias Sergio y organización !!!

Anónimo dijo...

Claro que merece la pena, y podemos decirte aquella frase de moda cuando tu eras un proyecto de Nene, tu si que vales. Que nos haces pasar ratos entrañables, reir y llorar, y donde hemos encontrado muchos una segunda familia que ya la quisieran los Corleone.
Muchas gracias Sergio, y por supuesto a las que lo han hecho posible con su apuesta: Marta y Africa.

Cristina dijo...

Sergio, todos sabíamos que te habías volcado en la preparación de este encuentro, conocíamos tu valía pero aún así me ha impresionado la calidad del evento. Gracias y ánimo, a por el tercero.