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domingo, 23 de abril de 2017

LORENZO SILVA


 

 
 Empezamos esta antologuía por  el capitán de la selección española del crimen. Es el capitán de “la Roja”, porque es el autor con el que me inicié en el género negro, y uno de los grandes culpables de que  ahora estés leyendo estas líneas.

Descubrí a este letrado juntaletras nacido en Getafe en 1966, cuando se alzó con el prestigioso premio Nadal en el año 2000.

 Servidor tenía catorce primaveras.

 Y recuerdo con especial cariño La isla del fin de la suerte, una novela enigma al más puro estilo Diez Negritos que Silva fue publicando por entregas en internet ese mismo año, porque al final de cada fragmento, los lectores debíamos votar cómo queríamos que continuase la historia (que a mí me traía mi tito Willy impresa, porque todavía no tenía conexión en casa).

Por eso, cuando años más tarde tuve que escribir mil y una solicitudes para colegios mayores, siempre destacaba a Lorenzo Silva como mi escritor favorito, mi autor de adolescencia.

Antes de seguir, ¿qué te parece si lees este breve relato y juzgas por ti mismo?

Pues si te ha gustado, deja que te presente a Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro,  la peculiar pareja de guardias civiles creada por Silva, que hoy en día son un clásico dentro del género negro español.

¿Por qué?  En mi opinión, debido al tono desenfadado con el que Vila nos cuenta sus pesquisas, al gran encanto que destilan sus dos protagonistas, y a lo dispares ambiental y argumentalmente que resultan las entregas de la serie.

Y es que, a lo largo de ocho novelas y un libro de relatos, hemos acompañado a esta benemérita pareja de sabuesos atypical Spanish por toda la geografía nacional (Mallorca, Guadalajara, Canarias, Madrid, Barcelona, Valencia….) y hasta por el Afganistán en guerra, desenredando toda clase de madejas, con la situación social del país como telón de fondo.

Aunque si tuviera que empezar a leerlos hoy, lo haría sin duda por el principio, por El lejano país de los estanques (Premio Ojo crítico 1998), para conocer a Bevilacqua cuando era un irónico sargento treintañero recién divorciado. Un picoleto con la curiosa manía de pintar soldaditos de plomo de ejércitos derrotados, que tiene que ir a Mallorca a esclarecer la muerte de una joven extranjera, junto a una bisoña cabo Chamorro que acaba de incorporarse a la unidad. Además, tiene el valor añadido de ser la entrega más divertida de la serie (mención especial a la escena en que los dos guardias acuden a una playa nudista de incógnito….).

Y si luego quieres seguir con los del tricornio, todo por la patria: continúa con El alquimista impaciente (Premio Nadal 2000), La niebla y la doncella (2002, I Premio Tormo)…. Y desde luego con La marca del meridiano (Premio Planeta 2012), donde Vila desnuda al fin su pasado ante el lector.

Por supuesto, la bibliografía de Silva es mucho más extensa y no se limita al género negro, pero no quiero concluir sin recomendar Líneas de sombra (2005), un interesante ensayo sobre algunos de los crímenes reales más importantes de la Historia reciente de España, y Todo por amor y otros relatos criminales (2016) una recopilación de más de cien textos breves inspirados en noticias reales publicados semanalmente en El Mundo, del que hemos extraído el cuento para la antologuía.

1 comentario:

Cristina dijo...

Muy buena la elección de este autor para empezar una antología de este género. He leído casi todas las de Vila y Chamorro y nunca defraudan.