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domingo, 30 de abril de 2017

VÍCTOR DEL ÁRBOL


 
 

¿Piensas que la novela negra es literatura menor? Eso es porque no has leído a Víctor del Árbol.

Conocí a Víctor hace casi cinco años. Había leído “La tristeza del samurái” (2011), y no entendía cómo una novela tan buena, podía pasar desapercibida en nuestro país. Por eso, no me sorprendí cuando ganó el premio Le Point a la mejor novela negra europea 2012 en Francia.

Como vi que ese año asistiría a la Feria del libro de Madrid y encontré su correo electrónico en internet, ni corto ni perezoso, le escribí para invitarle a las Casas Ahorcadas y ver si podríamos conocernos en el Retiro.

Me contestó a los pocos días, diciéndome que estaría encantado de conocerme y de venir a Cuenca al curso siguiente. Lo hizo con una humildad que, aunque ya tenía amigos escritores, no dejó de maravillarme. Aunque menos que la cercanía con que me recibió en la caseta de su editorial. Fue como si nos conociéramos de toda la vida.

Y como más que de letras, Víctor es un hombre de palabra, al año siguiente vino a Las Casas Ahorcadas, y ganó el III Tormo Negro con “La tristeza del samurái”, en mi opinión, la novela más recomendable (por eso aquí tienes un pasaje) para descubrir su universo.

Desde entonces somos amigos.

Y verlo alcanzar el éxito con “Un millón de gotas”, (2014) Gran Prix de Literature Policiere (el galardón más prestigioso de Francia), y alzarse con el reputado Premio Nadal 2016 con “La víspera de casi todo”, ha sido una alegría tan grande como si lo hubiera logrado yo (si exceptuamos los miles de euros de diferencia).

Pero no me voy más por las ramas, os lo presento.
 
La semilla del Árbol llamado Víctor germinó en Barcelona hace casi medio siglo. Cuando ya tenía un tronco hecho y derecho, se hizo madero. Aprovechando lo aprendido en el seminario, se pasó dos décadas tomando confesión a sospechosos y repartiendo cuerpos de Cristo como mosso de escuadra en la Ciudad Condal, hasta que colgó el uniforme en 2013, para dedicarse en cuerpo y alma a la escritura.

Aunque sus raíces narrativas arrancan más atrás, en 2006, cuando recibió el premio Tiflos por El peso de los muertos. Desde entonces, de las hojas del Arbol han brotado otros cuatro thrillers literarios, que no han dejado de cosechar galardones a ambos lados de los pirineos (pero curiosamente, mi novela negra española favorita, “Respirar por la herida” (2013), es su único libro que no ha recibido ningún premio).

Cinco novelas muy negras (aunque Víctor diga que no), argumental y literariamente muy diferentes, pero con tres rasgos comunes:

Personajes tan humanos que parecen personas de tinta y celulosa, atormentados por la culpa y los secretos del pasado.

Complejas y adictivas tramas, repletas de saltos temporales entre diferentes momentos de la Historia y las historias.

Y una prosa del más alto nivel literario, a ratos cruda, a ratos poética, que te mantiene hechizado, pegado al papel, mientras te remueve las entrañas.

Dicho esto, queridos amigos, si El peso de los muertos os hace sentir la tristeza del samurái, Respirar por la herida o verter un millón de gotas, mejor no leáis a Víctor, porque mis palabras solo son la víspera de casi todo.

2 comentarios:

firestarterqnk dijo...

Qué bien lo has contado
Grande,Sergio
Y, también enorme, Víctor
Un futuro prometedor a ambos
Y juntos...La locura ;-)

Cristina dijo...

Todo el comentario es magistral y este último párrafo es un derroche de ingenio. Víctor es uno de los autores más querido y reconocido por Las Casas Ahorcadas. Y sabemos mucho de buenas novelas.