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martes, 25 de diciembre de 2018

Un regalo de Navidad, a la venta después de reyes



Prólogo: Pionera entre las pioneras.


La novela negra española es hija de la Transición. Aunque existieron cultivadores del enigma durante la dictadura, especialistas como Salvador Vázquez de Parga aseguran que el nacimiento del género negro en España se produce después de la muerte de Franco. Algo lógico, por otra parte, si entendemos el género como novela realista y sociocrítica, y no solo como mero pasatiempo paraliterario, pues ¿Qué injusticia podría denunciarse en una sociedad tan perfecta como la franquista?
Ironías aparte, si bien Tatuaje, la primera entrega criminal de la serie Carvalho (paradójicamente, la fundacional Yo maté a Kennedy no suele considerarse parte de la serie), fue publicada por Manuel Vázquez Montalbán en 1974, no será hasta finales de los setenta y principios de los ochenta cuando aparezca la primera generación de criminales literarios pata negra. Y entre las editoriales que trataron de impulsar el alumbramiento de la novela policíaca española, etiqueta más común por aquel entonces para referirse a la literatura de género, destaca por méritos propios Ediciones Sedmay.
Pese a su corta vida, apenas duró dos años y no alcanzó la veintena de títulos, en la colección Círculo del Crimen vieron la luz clásicos del calibre de Prótesis, de Andreu Martín, o Un beso de amigo, de Juan Madrid, ganador y finalista, respectivamente, de la única edición del premio del mismo nombre. Pero también joyas tristemente olvidadas como Gay Flower, detective muy privado, primera entrega del esperpéntico investigador con el que el maestro del humorismo PGarcía parodió el hard-boiled americano, y Picadura mortal, de Lourdes Ortiz, considerada por muchos expertos el primer femicrime ibérico, es decir, la primera novela negra no solo escrita, sino también protagonizada por una mujer en España.
Un título tan adelantado a su tiempo, que la contraportada de la edición original de 1979, ante la ausencia de mujeres que escribieran noir, tanto en el panorama editorial en español como internacional, se comparaba a Lourdes Ortiz con Agatha Christie, la máxima exponente de la literatura de misterio. Una obra imprescindible en una colección como Pioneras, que pretende reivindicar a las primeras autoras del género negro de nuestro país. Por ello, conmemorando el 40.° aniversario de su publicación, hemos rescatado para los lectores la única aventura protagonizada por la inolvidable sabuesa Bárbara Arenas.
No en vano, pese a sus veinticinco primaveras, Arenas es una detective privada fuerte, independiente y testaruda, dispuesta a todo para esclarecer la misteriosa desaparición de Ernesto Granados, un acaudalado magnate canario del tabaco, al que toda su avariciosa prole da por muerto.
Y es que, como los canarios no son los únicos pájaros en la isla, la modélica parentela del viejo incluye buitres como una viuda demasiado joven y demasiado alegre para guardar luto al finado, dos hijos sin oficio que solo buscan su beneficio, y dos peligrosas nueras a las que solo une su odio recíproco y el que sienten hacia sus maridos.
Y si a eso le añades una díscola nieta casada con un mafioso del juego y un hijo pródigo con antecedentes como narcotraficante, aunque Arenas sea una mujer literal y figuradamente de armas tomar, cuando las sorpresas y los muertos se sucedan, nuestra joven investigadora tendrá que dar lo mejor de sí misma para no pasar a mejor vida y descubrir, en la última página, qué pasó realmente con Granados.
Para redondear el explosivo cóctel de enredos familiares e inesperadas vueltas de tuerca con la que hace ya cuatro décadas la polifacética y laureada escritora, traductora y profesora Lourdes Ortiz (Madrid, 1943) debutó en el género negro, Picadura mortal cuenta con una pizca de crítica feminista y un estilo tan natural y divertido, que apuesto a que, como yo, antes de poner punto y final a esta pionera entre las pioneras, estaréis deseando que la pareja Ortiz-Arenas hubiese colaborado en más investigaciones.
 
Sergio Vera Valencia Director de la colección Off Versátil
 



 

domingo, 16 de diciembre de 2018

Brillante como una luciérnaga en la oscuridad



Era verano, y hacía calor. Pero no lo suficiente como para que mucha gente se animara a zambullirse en el “Licor del polo” que en mi urbanización llamamos piscina.

Pero allí estaba Begoña, como todos los días. Y estaba leyendo, como todos los días. Y cuando llegué, como todos los días, para mi paliza diaria, largo va, largo viene, le pregunté que andaba leyendo.

El brillo de las luciérnagas, me dijo. Ni idea, le contesté.

Pues me está encantando, me dijo. A ver si te animas a hacer una reseña, le contesté.

Y la hizo.

A pesar de que en los dos años que llevaba en el club de lectura, Begoña era tan tímida que nunca decía nada, por mucho que le insistiera, cumplió con su palabra.

A los pocos días, me mandó una reseña, pidiéndome por favor, que le diera mi opinión para retocarla. Y mi opinión fue que, por favor, no retocase nada.

Porque la reseña era muy curiosa. Tan curiosa, que no pude resistirme a leer la novela. Aunque me había jurado y perjurado no leer ninguna novela reseñada durante el verano, porque eran propuestas para el curso, y por tanto, candidatas a ser releídas si las leía antes de empezar el curso.

Y no sé tú, pero yo, odio releer.

Mucho.

Pero la leí, y no me arrepiento.

Nada.

Porque “El brillo de las luciérnagas” es una novela que no se parece a nada que haya leído. Una de esas raras novelas, que disfrutas la segunda vez que las lees tanto o más que la primera.

Y porque gracias a ella, he conocido a Paul Pen.

Un tipo capaz de contestar un correo con el asunto “Invitación a las Casas Ahorcadas (no, Paul, no es una broma, ni SPAM”… ¡ y un domingo por la mañana!

Pero no solo contestó. Además accedió a mantener un encuentro con nosotros, a cambio de nada, cuando su primera novela ha sido adaptada al cine este año, y su segunda, la que ahora nos ocupa, vendió más de 150.000 ejemplares en Estados Unidos.

Llevo casi una década en el mundillo literario, y nunca dejará de sorprenderme la generosidad de algunos autores. Y más, cuando, curiosamente, los más generosos, suelen ser los mejores.

Total, que el tiempo pasó. Entre esto y aquello, trabajo y trabajo, colegio y club de lectura, el tiempo se me echó encima. Tan encima, que temí que Paul se hubiera olvidado de mí, y no pudiera atendernos.

Afortunadamente, no fue así. Quedamos en que le llamaría el jueves, para que charlásemos, antes del encuentro del viernes.

Fue raro. Fue raro, la primera vez que alguien me reconoce la voz antes que yo a ese alguien, porque Paul había escuchado el programa que le habíamos dedicado en “Hoy por Hoy Cuenca”
 
Y yo, no le había escuchado en mi vida.

Y fue raro. Fue raro, porque aunque acabábamos de conocernos, parecía que nos conocíamos de toda la vida.

Y lo mismo ocurrió al día siguiente, el viernes pasado. A pesar de que el sonido no era tan bueno como nos gustaría, no recuerdo ninguna vez, y en nueve años de encuentros con autor van unas cuantas, en que comentar un libro con su creador fuese tan esclarecedor.

Palabra.

No puedo, ni quiero deciros todo lo que se habló, porque os estropearía la novela. Solo puedo recomendaros vivamente su lectura, y que vengáis a escuchar a Paul, cuando nos visite en la próxima edición del festival.

Porque Paul Pen es brillante. Brillante como sólo puede serlo una luciérnaga en la oscuridad.

Gracias, Begoña. Y gracias, Paul. Nos vemos en Abril.

jueves, 22 de noviembre de 2018

En negro y blanco: clásicos americanos adaptados al cine

 
Cada año, las Casas Ahorcadas dedicamos un ciclo de lecturas a un país, para conocer otras culturas sin maleta,  y descubrir otros momentos históricos sin máquinas del tiempo.
 Y este curso, le ha llegado el turno a los clásicos de la novela negra americana adaptados al cine. Novelas en negro y blanco que inspiraron los clásicos del noir.
Y comenzamos este ciclo, con una rareza solo apta para bibliófilos empedernidos y cinéfilos impenitentes.

Scarface, Armitage Trail
 
Por Miguel Esparcia
 
 
Estamos ante una de las primeras novelas de género negro escritas desde el punto de vista del delincuente.

 Poco se conoce del autor, dada su corta vida y obra. Pero saber algo de su biografía quizá nos ayude a comprender un poco más esta novela.

Armitage Trail es uno de los pseudónimos de Maurice Coons. Nacido en 1902 en Nebraska, tuvo una infancia itinerante, como consecuencia del trabajo de su padre  en la compañía de Opera de Nueva Orleans.

 Desde sus primeros años, comenzó a interesarse por los Gangsters, como el que se aficiona a los cromos, sellos o monedas. Otra de sus aficiones era escribir. Pasión por la cual abandonó la escuela a los 16 años, para firmar historias de crímenes y detectives dentro del género Pulp.

 Vivió en New York, recalando finalmente en Chicago, donde por las noches frecuentaba ambientes “gansteriles” y confraternizó con un abogado italo-americano que le proporcionó bastantes conocimientos sobre el tema.

Nunca conoció a Al Capone, pero le fascinó su figura, escribiendo Scarface a modo de pseudo-biografía en 1929. Se publicó en 1930. Pronto el magnate de Hollywood Howard Hughes le compró los derechos por 25.000$. Nuestro autor se trasladó a Los Ángeles, donde se acentuó su alcoholismo, ganó peso y vivió con extravagancia extrema, lo cual desembocó en un Infarto de Miocardio a la tierna edad de 28 años, por lo que nunca vio su historia en el cine.

 Por ello, nunca sabremos que hubiera podido opinar de la película. Lo que sí se sabe, es que Capone se ofendió, no por la historia, sino por el trabajo de Paul Muni representando su persona. (A mí me hubiera pasado igual)

En 1983, Brian de Palma dirigió una adaptación más modernizada, protagonizada por Al Pacino y Michelle Pheiffer.

Scarface es una novela corta, que nos narra los inicios de un avispado chico de barrio en el mundo del Hampa. Trata de como una persona con habilidad innata, rapidez de pensamiento e ingenio para los “negocios”, dentro de un cuerpo con arrojo y valentía, asciende en el mundo del crimen, hasta hacerse con una de las bandas más potentes de su ciudad.

Narra de forma veraz el ambiente de la época: las relaciones entre gangsters, policías, políticos, y figuras como las “pistoleras”, sacando a la luz todos los conocimientos obtenidos de primera mano por el autor en su Chicago de juventud.

A medida que avanzas en la novela, hay momentos en los que se empatiza con el personaje. Es despiadado y cruel donde los haya, pero en este mundo de buenos y malos, los buenos son en general tan corruptos y cínicos como los del bando criminal.

Sobornos, traiciones, hipocresía, vanidad, poder... un cocktail explosivo, que muestra fielmente la sociedad  americana de los tiempos de la ley seca, y el inicio del gansterismo y una especie de protomafia que vino para quedarse.

Las adaptaciones cinematográficas se dejan ver, pero la novela, como en muchas ocasiones, es mejor. En mi opinión es más fiel la de 1932. La de Brian de Palma es más “ochentera” y técnicamente mejor presentada, pero pierde la esencia de los inicios del Crimen organizado.

sábado, 10 de noviembre de 2018

La sombra del Olmo, sí que es alargada


Ayer fue un día grande en las Ahorcadas. Tuvimos el placer de comentar virtualmente con Benito Olmo su novela “La tragedia del girasol”, segunda entrega de la serie protagonizada por el gigantón Manuel Bianquetti.

Y de verdad, que lo de este autor gaditano, es para hacerle una chirigota y un monumento.

Como sabrán los seguidores del blog, su novela fue una de las elegidas para este año de entre las propuestas por el club este verano. Pero lo que ignorarán, es que bastó con un simple tweet de la incombustible Olmos, para que el bueno de Benito nos dijera sí a todo.

Sí, a comentar con nosotros la novela cuándo y cómo quisimos.

Sí, a ser entrevistado en el espacio radiofónico mensual del club dentro de “Hoy por Hoy” Cuenca.

Y sí, a venir al festival de este año.

Con la mayor humildad del mundo, ayer Benito encajó críticas y halagos, sugerencias y comentarios, y entre risas y confidencias, a pesar de lo frío que suelen resultar este tipo de encuentros telemáticos, fue como si por una hora, la plomiza tarde conquense se convirtiera en una soleada charla entre amigos a orillas del mar gaditano.

Como muestra de que Benito es aún más grande que su personaje, ahí va la breve entrevista emitida el lunes en la cadena SER.





Estoy convencido de que si todos los escritores fueran así de cercanos y sencillos en su trato, los lectores ibéricos no estaríamos como los linces, en peligro de extinción.


Así que, ¡larga vida a Manuel Bianquetti, y te esperamos en Abril por las Ahorcadas!

domingo, 4 de noviembre de 2018

Marin Ledun: “Una vez entras en la literatura te basas en otra forma de pensamiento”


 

Callado y observador, el autor del Premio Transfuge 2016 a la mejor novela francesa se asoma a Cuenca para abrir las tapas de sus libros y de su denuncia social.

POR LIBERTAD MARTÍNEZ GONZÁLEZ / FOTOGRAFÍA: MARÍA NAVARRO FAJARDO

 

Al más puro estilo francés. Se sonroja cuando ríe, al hablar mueve las manos con elocuencia. Frunce el ceño cuando piensa y los labios cuando escucha. Mira hacia todos lados, quizá  intentando guardar fotografías en su mente.  

Fuera llueve. Él lleva vaqueros, deportivas y un jersey de lana gris. Tampoco parece tener frío cuando se queda en manga corta, dejando ver su brazo izquierdo, todo tatuado.

 Pero se le nota cansado, ha tenido un día duro. Viene del festival “Getafe negro”, ha pasado por Villamayor de Santiago para tener un encuentro con los estudiantes del instituto Ítaca y finalmente ha presentado sus libros en Cuenca ante el Club “Las casas ahorcadas”.

Después de un día tan agotador, aún tiene tiempo para hablar un rato más, de forma cálida y distendida, aunque la piel de sus ojeras ya se torna violácea. Toquitea delicadamente el paquete de tabaco que y  mientras se deleita con un cigarrillo, mira, como preguntando si puede ya empezar a hablar.

 

Pregunta: ¿Ha influido en que escriba novela negra el hecho de que haya estudiado sociología?

Respuesta: Cuando empecé a escribir mi primera novela intenté usar las herramientas de la sociología para documentarme, para hacer un esquema de lo que quería contar. Pero una vez que tuve mi esquema y un montón de documentación, entendí que iba a ser muy complicado escribir una novela que tuviese misterio y todo. Entonces tiré toda la documentación y empecé de nuevo.

 Es realmente otro trabajo muy diferente. Una vez entras en la literatura te basas en otra forma de pensamiento. Al fin y al cabo la labor de un escritor es contar historias, poner palabras sobre las emociones. Me había pasado más de quince años leyendo todos los días, pero también escribiendo cartas a amigos… y cartas de amor. Descubrí que no era tan difícil. Las cartas son en realidad como las novelas: poner palabras sobre las emociones, un poco de manipulación, un poco de seducción… Este tipo de escritura es una forma de escribir que viene un poquito de la cabeza, pero que sale sobretodo del corazón y de las tripas. Asique sí, me influyó, pero no me sirvió más que para darme cuenta de que escribir historias no era teorizar.

 
P: ¿Cómo se le ocurrió la trama de su libro “Perros de porcelana”?

R:  Perros de porcelana” es un libro muy duro, porque la situación era dura. Necesitaba contar una experiencia. El punto de partida del libro es un colega de trabajo que un día estando en el aparcamiento me dijo que me acercase a su coche. Abrió el maletero y me pidió que mirara: había un fusil. Me asusté, lo reconozco. Cerré el maletero y me fui para atrás. Me explicó que el fusil llevaba mucho tiempo allí escondido. Que todos los días desde hacía un año venía al trabajo con él y que no podía más, que el secreto le pesaba tanto que necesitaba hablar de ello con alguien, porque sabía que algún día lo iba a usar.

 


 P: La situación de la que habla es el acoso laboral. ¿Por qué necesitaba hablar de esto?

R: Hace años trabajaba para France Telecom. Allí fui víctima de acoso laboral, de violencia en el trabajo. No hay sufrimiento sin violencia. Cuando me despidieron necesité seis años al menos para estar en paz conmigo mismo, y entonces, saliendo de ese sufrimiento, me aventuré a escribir con una amiga psiquiatra y un amigo sociólogo un ensayo sobre los suicidios en France Telecom. Intentábamos denunciar la forma en la que se trataban estos suicidios en los medios, pues los tachaban de “moda”. Nuestro ensayo salió en Francia en 2010, pero una vez editado nos encontramos con el problema del secreto médico. Teníamos muchísima información que no podíamos sacar a la luz, o demostrar, debido a la intimidad de los pacientes, por eso decidí escribir “Perros de porcelana”, para poder decir todo lo que no había podido escribir en el ensayo. Y fue un momento muy emocionante cuando me di cuenta de que estaba usando las armas de mi nuevo trabajo como escritor de novela negra para poder denunciar lo que había sufrido en mi antiguo trabajo. Una vez se editó el libro siguió siendo duro. Antiguos compañeros del trabajo me insultaron, otros en cambio me lo agradecieron. Hubo gritos, hubo lágrimas…Aun así hace ya casi diez años que escribí “Perros de porcelana” y desgraciadamente, la información que me llega, es que las cosas no han cambiado.

 
P: Aunque “Perros de porcelana” y “En silencio” son novelas muy diferentes, ambas tienen un inicio muy violento. ¿Cómo se le ocurrió el principio de esta novela, en el que Émilie seduce a Simon para raptarlo y luego le dispara en una pierna?

R: Lo que me importaba era el hecho de que mientras Émilie le disparase a Simon le dijese: “Ahora estamos iguales, vamos a poder hablar”. Aunque su forma de entablar conversación no es muy democrática (sonríe mientras dice esto), está claro que no es más que una puesta en escena. Una exageración violenta, para permitir al lector interesarse por quién ha hecho qué, lo que siempre cuento pasada la introducción. Esta estrategia la utilizo en casi todas mis novelas.

 

P: ¿Por qué gran parte de “En silencio” transcurre en una perrera?

R: Situé la ambientación en una perrera porque quería mostrar al lector que Émilie estaba en ruptura con la sociedad de los humanos, encontrándose ahora en una sociedad de animales. El perrito Bop representa la prolongación de la humanidad que Émilie ha perdido pero que quiere buscar, al igual que su pierna. Bop es libre, salvaje, lo que Émilie envidia.

 

P: Hablando de la pierna de Émilie… ¿Por qué quería que la protagonista tuviera discapacidad física?

R: No conozco a nadie que tenga discapacidad física, por eso dudé bastante tiempo antes de representar un personaje con este hándicap. Tenía en mente a una bailarina con sólo una pierna y quería hablar de la desclasificación social. Ensamblé estos dos elementos para intentar mostrar más allá de la discapacidad física la discapacidad social que sufría esta joven.

 
P: ¿Por qué Émilie elige a Simon para su venganza?

R -Es una putada, pero es la decisión del novelista. Soy un poco romántico y pienso que Simon es un espejo de Émilie. La única diferencia es que Simon acepta la fatalidad de la vida, lo que Émilie no consigue hacer. Sus actos son reproducciones de su cultura, de su entorno…  Su venganza hacia el mundo (y no sólo hacia Simon) es su forma de luchar contra este determinismo social. No sabe hacerlo de otra forma y considera que raptar a este hombre y dispararle en la pierna para que sienta su mismo sufrimiento es lo apropiado.

 
P: ¿Con qué personaje de su libro “En silencio” le gustaría pasar un día entero?

R: (Casi responde antes de que termine la pregunta) Con Bop, el perrito. En realidad la historia de Bop es otra historia triste, con un fusil (se ríe). Son los dos únicos fusiles con los que me he encontrado hasta ahora en mi vida. Iba a hacerle una visita a un vecino cazador para pedirle prestado el tractor cuando vi que estaba a punto de matar al cachorro que su perra de caza acababa de parir. Su argumento es que no servía para cazar, así que cogí al cachorro y me lo llevé a casa. Pero sí que valía para la caza: mató a todas mis gallinas. Le tengo tanto aprecio que quise meterlo en la novela.

 
P: Para terminar, como escritor de novela negra que es, ¿cómo le gustaría morir?

R: No quiero morir (dice abriendo los ojos). Aunque si me asesinasen, supongo que preferiría que me dejasen en un barco en medio del océano para morir, puesto que me llamo Marin, que es marinero en español.

domingo, 14 de octubre de 2018

Presentación de En silencio, de Marin Ledun.



 
Presentación de En silencio, de Marin Ledun.
Por Sergio Vera Valencia, coordinador de las Casas Ahorcadas.

 

¿Quieres jugar a un juego?

No temas. Te prometo que no soy el zumbado de “Saw”. Solo será un inocente juego de rol, un pequeño test para saber si este libro es para ti.

¿Qué me dices, te atreves?

Veo que sí. En ese caso, imagina….

Imagina que, vienes de familia humilde, pero tienes el trabajo ideal, y los miembros del otro sexo no te quitan nunca el ojo de encima.

En otras palabras, imagina por un momento, solo por un momento, que lo tienes todo para ser feliz, que eres Emilie, la protagonista de “En silencio”.

¿Qué, a que te dan ganas de saltar montaña arriba pegando botes, cantando a grito pelado al más puro estilo Heidi?

Pues déjate de cantes tiroleses, que esto es una novela negra.

Por eso, ahora imagina que un día, un mal día, tienes un accidente de tráfico. Chocas con otro coche, y por su culpa, por culpa de su conductor, pierdes una pierna. Y con tu pierna, tu trabajo de ensueño, y tu vida perfecta.

Y encima, para rematar la jugada, para rematar la putada, el culpable sale de rositas.

Ahora dime, va, dime, ¿Qué harías?

En serio, párate a pensar, ¿Qué harías?

Justicia, ¿verdad?

O lo que es lo mismo, venganza.

Pues esto es lo que se plantea, lo que te plantea “En silencio”, una novela que, terminado su primer e impactante capítulo, no podrás, ni querrás dejar de leer, hasta llegar a su chocante desenlace, mientras te preguntas constantemente, si también tú estarías dispuesto a hacer lo mismo que Emilie.

No en vano, como vimos y leímos en Alex de Pierre Lemaitre, o Tarántula de Thierry Jonquet, la francesa cuando venga, es que venga de verdad.

Aunque con el paso de las páginas, la línea entre víctima y verdugo, culpable e inocente, sea cada vez más tenue, más difusa.

Y sin embargo, haga lo que haga, diga lo que diga, tú, como yo, no podrás evitar identificarte con Emilie. Preocuparte por sus preocupaciones, sufrir con sus sufrimientos, justificar sus injustificables errores.

Porque todos tenemos algo de Emilie.

Y es que, “En silencio” es un himno en clave de thriller intimista a los eternos perdedores del sistema, aquellos que luchen cuanto luchen, luchemos cuanto luchemos, durante décadas, durante generaciones, están, estamos, abocados a seguir siendo los últimos monos del zoo, los juguetes rotos del capital, los extras de la Historia.

Quizá por esta capacidad para meter el dedo en la llaga de la sociedad, por sus originales estructuras, o tal vez por su capacidad para diseccionar el alma humana, En silencio, como sus personajes, novela a novela, galardón a galardón, Marin Ledun está fraguando una de las carreras más prometedoras de la literatura criminal francesa actual, destapándose como una voz diferente, pidiendo a gritos un hueco en nuestras librerías, y un espacio en tu estantería.

Por eso, las Casas Ahorcadas se complacen en invitarte a la presentación de “En silencio”, que se celebrará en el salón de actos de la Biblioteca Municipal de Cuenca, a las 19 h del 18 de Octubre.

miércoles, 26 de septiembre de 2018

VUELVEN LAS PIONERAS DE LA NOVELA NEGRA ESPAÑOLA


 
 
Queridos amigos, amigas y viceversa, me complace informaros de que en octubre comienzo un proyecto para la editorial Versátil que me tiene la mar de ilusionado. Se llama Pioneras, y se trata, nada más y nada menos, que de una selección de las precursoras de la novela negra española.
Y empezamos la colección  fuerte, muy fuerte, con Estudio en lila, la primera entrega de la primera serie escrita y protagonizada por una mujer en nuestro país. Un clásico que, como todos los clásicos, no pasa de moda, y que de hecho, no podría estar de más actualidad.
Os dejo con el prólogo y la estupenda portada del libro, en primicia.

 
 
 
Los estereotipos de género del género negro
 
 
Desde sus orígenes, tradicionalmente el género ha estado lleno de estereotipos de género.
El llamado hard-boiled, que nació en la mítica revista pulp Black Mask, allá por 1923, de la pluma de maestros de la talla de Dashiell Hammett o Raymond Chandler, como revulsivo a los acartonados enigmas británicos, rezumaba plomo y testosterona a partes iguales.
Sus escritores, todos hombres, muchas veces alcohólicos y casi siempre mujeriegos, dieron vida al arquetipo del detective duro y cínico, sheriffs de asfalto a lomos de caballos de cuatro ruedas que no dudaban en disparar primero y preguntar después, viéndose inmersos en historias más verosímiles, literarias y sociocríticas que sus homólogos ingleses.
En estos clásicos del noir, los personajes femeninos, si los había, se limitaban a posar de cuerpo presente, limarse las uñas en la recepción de la agencia o a utilizar sus «armas de mujer» para tratar de manipular al sabueso de turno, ejerciendo de auxiliares, cuando no de accesorios a, mujeres irresistiblemente fatales o cadáveres exquisitos.
Y aunque el especialista en novela negra americana Javier Coma subrayó que algunas escritoras norteamericanas de la generación de los 40, con Patricia Highsmith a la cabeza, fueron verdaderas «magas» del suspense. Hizo falta mucho tiempo para que surgieran las primeras cultivadoras del hard-boiled.
No fue hasta la década de los 80, con la irrupción en el panorama editorial de autoras como Sue Grafton y su carismática e inolvidable detective Kingsey Millhone, protagonista del tristemente inacabado Alfabeto del crimen, que los roles tradicionales de género en el género empezaron a cambiar, y comenzaron a surgir las primeras investigadoras profesionales que no se limitaban a cotillear a sus aristocráticos vecinos como pasatiempo entre partida de bridge y pastita de té.
Y otro tanto ocurrió en nuestro país, a tenor del proyecto de la Universidad de Barcelona dirigido por Elena Losada Mujeres en la Novela Criminal Española (MUNCE). Esta investigación, que analizó la producción de nuestras mal llamadas «damas del crimen» entre 1975 y 2010, reveló que hasta la aparición de Petra Delicado, en 1996, la popular inspectora de Alicia Giménez Bartlett, la presencia de escritoras dentro del género fue marginal y marginada.
Por eso, para reivindicar a las precursoras del género en España, surge está colección, Pioneras de la novela negra. Una selección que comienza con la reedición de Estudio en lila, una obra publicada por primera vez en 1985, muy popular y exitosa en catalán, pero que en español ha caído prácticamente en el olvido. La primera novela de la primera serie escrita y protagonizada por una mujer, Lonia Guiu, una investigadora privada mallorquina en la Barcelona de mediados de los 80, que Bartlett reconoció como fuente de inspiración para su personaje.
Una protagonista que, como mandan los cánones, constituirá una irónica e incisiva cronista de la sociedad de su tiempo. Una detective tan feminista que se proclama «detectiva», pero a la vez tan femenina, que colecciona lápices de labios. Y para invertir aún más los roles de género en el género, tiene un socio, un ayudante llamado Quim, experto en defensa personal, que al igual que ella, no es tan duro como parece.
La recuperación de esta obra, coincide con el 35o aniversario del nacimiento del personaje de Lonia Guiu que debutó en 1983 en el relato ¿Dónde estás, Mónica? , que forma parte de la antología Negra y consentida, y que hasta la fecha, ha protagonizado dos novelas aparte de la que ahora nos ocupa: Antípodas y El sol que engalana, publicadas, original y respectivamente, en 1987 y 1994.
En esta primera entrega de la trilogía, Lonia tendrá que resolver dos casos independientes, pero con la violencia de género como factor común: la desaparición de una adolescente mallorquina y la búsqueda de tres misteriosos hombres que han tratado de estafar a una anticuaria mentirosa que esconde numerosos secretos.
Una trama cuyo impactante desenlace recordará irremisiblemente al lector a un suceso actual que ha tenido mucha repercusión mediática. A pesar de los más de treinta años transcurridos desde su edición, Estudio en lila sorprende por la vigencia de su denuncia, tan adelantada a su tiempo como lamentablemente atemporal y que, esperemos, contribuya a que María Antonia Oliver reciba la atención y reconocimiento que merece, no ya como precursora del femicrime en España, sino como uno de sus máximos exponentes hasta la fecha, como sostienen los directores del Congreso de Novela y Cine Negro de Salamanca, Alex Martín Escriba y Javier Sánchez Zapatero.
Una obra que supone, por consiguiente, un magnífico pistoletazo de salida para una colección que dará mucho que leer, y esperemos, también mucho que hablar y pensar a los aficionados al género negro.

 

Sergio Vera Valencia, Director de la colección Off Versátil.

lunes, 17 de septiembre de 2018

TORMO NEGRO-MASFARNÉ 2018


 

Pistoletazo de salida del noveno curso de las Casas Ahorcadas
 
El 14 de septiembre de 2018 arrancó el noveno curso del club de lectura las Casas Ahorcadas en el salón de actos de la Biblioteca Municipal de Cuenca.
Como principal novedad, este año se dedicará a los clásicos del noir americano adaptados a la gran pantalla, comenzando con una obra maestra entre obras maestras, El halcón maltés, de Dashiell Hammett.
Después de la presentación del curso por parte del Presidente de la Asociación, Sergio Vera Valencia, llegó el turno de las votaciones.
En primer lugar, los cerca de sesenta socios del club decidieron democráticamente los libros propuestos durante el verano que se leerían a lo largo del año. Los seleccionados fueron:
 
La tragedia del girasol, de Benito Olmo, segunda entrega de la popular serie del irreverente investigador Manuel Bianquetti.
 
Mi horizonte es mi tumba, bautizo de fuego del prometedor autor conquense Jorge Ortega.
 
El brillo de las luciérnagas, originalísimo thriller del madrileño Paul Pen en vías de adaptación a la gran pantalla.
 
Cuando sale la reclusa, última entrega de la serie Adamsberg de Fred Vargas, flamante ganadora del premio Princesa de Asturias de este año.
 
El broche de oro de la sesión, fue la elección del premio Tormo Negro-Masfarné a la mejor novela leída por el club de lectura durante el curso 2017-2018, y que este año ha recaído en la obra Ya no quedan junglas a donde regresar, ópera prima de Carlos Augusto Casas.
 
 
 

 
La historia de «El Gentleman». Un viudo de setenta y dos años, que solo se siente vivo una hora a la semana. Los jueves, cuando previo pago, pasa sesenta minutos con Olga, una prostituta de la calle Montera, imaginando otras vidas. Pero un día, después de pasar la noche con cuatro abogados, Olga aparece muerta. Y como nadie está dispuesto a impartir justicia, el gentleman decide tomársela por su mano. Aunque a su edad, no será fácil. Y menos, tratándose de abogados con vínculos con la mafia.

Una vigorosa novela negra, tan tarantiniana como castiza, que conjuga lo mejor del pulp americano y de los clásicos españoles. La obra de género más laureada del año en nuestro país, tras alzarse con los premios Wilkie Collins, Morella Negra, Santa Cruz Noir y Novelpol.

La ceremonia de entrega del Premio Tormo Negro-Masfarné 2018, dotado con 1.000 euros y una escultura sufragadas por la empresa conquense de material eléctrico Masfarné, tendrá lugar en el VII encuentro de novela criminal Las Casas Ahorcadas, que se celebrará en Cuenca del 25 al 27 de Abril.
 
 
 

domingo, 9 de septiembre de 2018

¿Quién sabe si el Tormo Negro debería viajar a Cádiz?

Eso es lo que se preguntan los autores de la última recomendación de la temporada.
Y yo, después de leerla.

 
 

La tragedia del girasol, de Benito Olmo.

Por Miguel Esparcia y Olmos Castro

 
Benito Olmo, escritor y  guionista gaditano nacido en 1980, nos presenta esta novela. Segunda entrega de la serie del inspector Manuel Bianchetti, personaje que se dio a conocer en “La Maniobra de la Tortuga” (2016), lectura altamente recomendable, aunque no imprescindible para comenzar ésta.

Bianchetti es un  personaje típico de novela clásica del género: mal encarado, parco en palabras, desafiante, valiente rozando lo absurdo, con una historia familiar llena de fracasos que atormentan su alma como fantasmas, que aparecen en los pocos momentos de paz que le ofrece su enrevesada vida. Abuso del alcohol, tratando de dejar de fumar..... ¿qué más queremos como protagonista?

La historia se ubica en Cádiz, como su predecesora. Encontramos a nuestro personaje suspendido de empleo y sueldo, fruto de sus anteriores peripecias. Para salir del tedio en el que se ha convertido su vida, acepta un trabajo que desde el principio no le atrae, pero que puede ayudar a pagar facturas. El tema se tuerce y complica, formando parte de una trama de curso rápido, veloz, en la que lo que menos falta son  la sangre, las drogas y las armas de fuego, pero en la que nuestro personaje, muy a su pesar, se desenvuelve como pez en el agua.

Bianchetti, no obstante, es un tipo de buen corazón, luchador frente a la injusticia, lo que le hace propenso a complicarse su ya de por sí anárquica vida. Paga por ello un alto peaje.... es lo que hay.

Benito Olmo centra, como es habitual, la trama en la Tacita de Plata y sus alrededores. Magistral descriptor de ambientes, de situaciones de acción y violencia, en las que el lector puede imaginar la escena con todo lujo de detalles.... y todo ello condensado en muy pocas líneas.

Lectura rápida, que te atrapa desde el primer capítulo, que obliga a seguir leyendo, gracias al suspense y a la magnífica tensión que mantiene la trama. Con giros inesperados, sorprendentes, que no por ello forzados....y eso sí, muchas balas perdidas.
 

¿Quién sabe si el Tormo Negro debería viajar a Cádiz?

lunes, 3 de septiembre de 2018

CUENCOUNTRY NOIR


Empieza la cuenta atrás para el pistoletazo de salida del nuevo curso, el 14 de septiembre,  pero los negritos siguen con las vacaciones Santillanoir, en este caso, con un curioso y apetecible country noir ambientado en la provincia del crimen.
Pasen y lean.


Mi horizonte es mi tumba, de JORGE ORTEGA GARCÍA
Por Leonilde Alvarez.

Jorge Ortega García  nació en Madrid en 1970, pero sus orígenes están en Cervera del Llano, Cuenca. Es licenciado en Derecho y Económicas, trabaja como director de un colegio en Madrid. Esta novela de noir-rural , publicada por la editorial Atlantis en mayo de 2018, es una de sus primeras obras.

Ambientada en los despoblados pueblos de Cuenca, nos muestra todos los malos tópicos relacionados con las sociedades cerradas y decadentes: alcaldes caciques y vecinos que conviven como pueden; viejos odios que sobreviven por generaciones; historias que todos saben y que no se atreven a denunciar; autoridades religiosas que abusan de su poder y civiles que no quieren problemas y se conforman con lo evidente para cerrar los casos.

La novela está estructurada en cuatro partes con saltos en el tiempo, en las que la Guardia Civil investiga diversos asesinatos ocurridos en dos pequeños pueblos, ya que como dice el inicio del libro… “Todo tiene un origen, una causa…”.

 El autor consigue crear un clima claustrofóbico, que atrapa al lector y da varios giros que juegan con nosotros a la hora de descubrir a los asesinos. Utiliza diversos recursos técnicos: primera y tercera persona en los narradores, diversos tipos de letra para cada personaje, alterna capítulos con mucho diálogo con otros de monólogos y descripciones, y no se resiste a incorporar cultismos (hégira infantil, sabor agnóstico) que proporcionan demasiado costumbrismo a la novela, y para mi gusto debería podar de adjetivos que a veces saturan el relato.

Con todo, para ser una primera obra, creo que está muy bien, te engancha y  no puedes dejar de leer. Yo la recomiendo.

martes, 28 de agosto de 2018

El silencio de la ciudad blanca, de Eva García Sáenz de Urturi.




El silencio de la ciudad blanca, de Eva García Sáenz de Urturi.
Por Amelia Carrillo.

Con esta novela, publicada en 2016, arranca la trilogía de “la ciudad blanca” de la que "Los ritos del agua" (2017) es la segunda entrega, y que terminará con “los señores del tiempo”, que llegará a las librerías el 2 de octubre de 2018.
Es la primera vez que Eva García Sáenz de Urturi escribe una novela negra. Y lo hace creando una trama compleja, en la que el pasado tiene mucho peso sobre el presente, desarrollando dos líneas argumentales en capítulos intercalados. La mayor parte de la historia se centra en el presente, el tiempo de  la investigación de los crímenes, la otra se retrotrae a la Vitoria de los años setenta, describiendo una sociedad muy provinciana y muy alienante para la mujer; de los hechos ocurridos entonces se derivarán consecuencias que repercutirán en la resolución de la trama.
La novela está ambientada en  Vitoria,  eligiendo como escenarios de los crímenes , los monumentos más representativos de la ciudad. La trama comienza cuando dos arqueólogos que trabajan en la restauración de la catedral de Santa María, encuentran en la cripta, los cuerpos sin vida desnudos de un chico y una chica, con las manos del uno apoyadas en la mejilla del otro y ‘adornados’ con unas flores conocidas como ‘eguzkilores’. 
El personaje central es el inspector Unai López de Ayala, -Kraken- un joven experto en perfiles criminales, quien empieza contando los hechos en primera persona. El escenario del crimen y la elaborada escenografía buscada por el asesino recuerdan de inmediato al inspector López de Ayala el modus operandi de los crímenes que convulsionaron a todos los victorianos veinte años antes, cometidos por un asesino en serie que  igualmente eligió para su escenificación lugares emblemáticos como el dolmen de la Chabola de la Hechicera, el yacimiento celta de la Hoya, las Salinas romanas de Añana o la muralla Medieval.
El primero de aquellos asesinatos fue el de un niño y una niña recién nacidos, los siguientes de una pareja de cinco años, luego de diez, y el último de quince años, siempre de ambos sexos.
 Las  pruebas encontradas entonces, inculparon a Tasio Ortiz de Zárate, un arqueólogo mediático, considerado el héroe local, que fue  encontrado culpable de ocho asesinatos y encarcelado.
Y  cuando solo faltaban un par de semanas para que fuera puesto en libertad, tienen lugar nuevos crímenes con una puesta en escena idéntica a aquellos, crímenes que necesariamente  han sido planificados por la mente de  un psicópata minucioso, organizador. ¿Serán una continuación de los asesinatos de 1996? ¿Pero cómo, si el asesino está en la cárcel?
El inspector López de Ayala se involucrará obsesivamente en prevenir estos asesinatos, contando con la colaboración de su compañera y amiga Estíbaliz, experta en victimología, porque teme que el asesino no va a parar y la secuencia indica que las próximas víctimas serían una pareja de veinticinco años.
Los jóvenes vitorianos están amenazados, las fiestas de  la Virgen Blanca, Patrona de Vitoria, están próximas a  celebrarse y toda la juventud estará  en la calle, ¿cómo protegerlos?, esto atormenta al inspector, quien además  tiene otra batalla que afecta a su ámbito privado que interfiere con su investigación.
La autora utiliza una prosa sencilla, de fácil lectura. La  trama nos va dando pistas, y aunque hay giros y sorpresas, al final se intuye el desenlace. Lo más flojo es como esta llevada la investigación del caso, las averiguaciones van apareciendo como por casualidad, por golpes de suerte.
La ambientación es magnífica y las referencias al pasado de Vitoria son interesantes. La novela es entretenida y engancha, mezclando arqueología, leyendas, mitología y traumas familiares. Aporta elementos originales, pero a estas alturas, es muy difícil no percibir en una novela negra influencias de autores ya leídos. Con ello me refiero, entre otros al recurso de utilizar leyendas, o construir los escenarios del crimen para recrear, por ejemplo libros, cuadros, etc, etc….
Por último, decir que esta novela ha conquistado a más de 700.000 lectores en España y que “El director Daniel Carparsolo se pondrá detrás de las cámaras para llevarla a la pantalla en 2019, con un reparto encabezado por Javier Rey, Belén Rueda, Manolo Solo, Aura Garrido y Jordi Mollá.